Monday, December 15, 2008

Trovaba mi alegría


Trovaba mi alegría
y la idiofonía lunar se me hizo bomba
que, a la primera calenda, estallaría
como un Día de Reyes
y un candombe de negra algarabía,
pólvora a punto de quemarse.

Cuando a uno le suena así el corazón
o tiene una matraca por cerebro,
se le acusa de distimia,
raptos esquizofrénicos,
de qué sé yo qué puta
hormona o parto
con distosia por los montes...

... Y tan clarito que suena este bocú
si se templa su cuero con candela.
Se puede tener la plaza bajo balas,
las tarimas molidas de barullo,
millonadas de truenos en los cielos
y los rapsodas llegan
con las idiofonías y letras adecuadas,
los versos y canciones, pero que haya mujer.
¡Tal es el secreto: la semilla ovoide
como incienso, su aroma grata
de holocausto!

Un coro se irá por irrupción
de ese milagro que equilibra la rutina
en los días y eslabona costumbres deseables:
¡que vengan las hembrotas del coño
de su madre! ... razones que son
la honesta tajada de la Naturaleza,
su principio gestor y femenino.

Sin jebotas originarias,
carajal de tambor, merecumbé de aporte,
la pachanga se cancela; se predice con tedio...
¿A quién diablos le importa la rumba
y el danzonete, sin ellas, por esencia,
sin su sabiduría?


03-02-1990 /
Las zonas del carácter: Indice

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