Sunday, October 12, 2008

En Estados Unidos de América


Te recomendé a mis niños rojos
que llegaron primero a tus llanuras
y que cobijaron su comunión con las montañas
y tú, hijo de la Roca de Plymouth,
tú que víste morir a William Prynne
por decir con sus libros: Esta es la deuda,
tú que víste a Henry Burton y John Bastwick
agarrotados y exangües,
cada hueso puritano en la molicie,
cada escrúpulo de amor
batido a golpe,
te trajíste a los negros en grilletes
y depojaste en Virginia sus corazones
en hiel, uncidos de coyunda esclavizante.

¿Cómo dirás yo nada debo?
si has despertado el rencor
de cada indio,
de cada negro,
de cada mexicano
y en Tuscarora, la guerra grita deudas
y los seminoles aborrecen tus caras pálidas,
horrendas de porfía
y crimen
y codicia
y sangre fría
y venganza
y autojustificación
y genocidio...
no eres mejor que el protestante
masacrado en Ulster,
no eres mejor que las brujas
quemadas en Salem o en Lancashire,
no eres mejor que 30,000 mercenarios
de Alemania, contratados
por la fuerza del Imperio para que América
no sea libre y generosa.

My country, right or wrong, tal es la deuda,
desde Carolina del Norte a Tennessee,
donde el Ku Klux Klan se fundara
y donde la Decimotercera Enmienda
constitucionalizada
es la burla del negro, impresa en tinta,
para memoria blasfema de sus ojos...

¿Y no me debes nada?
pues, Jack el Destripador me debe menos
porque él mató seis mujeres,
y tú has matado 5 millones de mis hijos
aquellos que confié a tu mano
cuando abrí los montes de Manhattan
y, bajo el umbral de la puerta
de este cielo americano,
te dí a Pocahontas y Tecumseh,
a Sacagawea y Sequoyah,
a Tenskwatawa, la Puerta Abierta,
a Pontiac y Squanto,
a Toro Sentado y el Halcón Negro.

16-03-1982 /
Indice: Libro de la guerra

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