A José Gervasio Artigas Arnal (1764 -1850)
Voy a pensar que es la herida, José.
Tu salud no es buena. Serías un buen traficante,
un buen jinete, un hacendado honrado.
Eres clemente, sediento de lealtades,
pero me temo, José Gervasio, como político,
eres malo, irresoluto, dependiente.
Como federalista no sirves.
Eres, qué lamentable, en estos días de prueba
del adiós a España, el visionario ciego,
el blandengue, porque eso fuíste, el improvisado.
Te conformas con poco, una patria chica,
un centralismo operante, status quo,
privilegios mezquinos. José, voy a pensar
que es la herida; Uruguay es tu mundo,
un mundo tan pequeño que se condensa
en una llaga cuando pienso en San Martín
y en Bolívar. Por eso pienso en tu herida.
Han quitado a Montevideo de tus manos.
Invadido tu tierra, que duro fue arrebatarla
a unitarios, porque te llamas Protector
de Pueblos Libres, anticentralista,
enemigo de Buenos Aires, pero te falta olfato.
Las armas oficiales no tienen principios revolucionarios;
un ejército armado, sin cabeza, es un nicho de traidores
y las malas cabezas no faltan en Buenos Aires
para echarlo contra tí y tu federalismo.
Deben ser las heridas, José.
¡Tantas en el cuerpo que produce la guerra,
tantas en el alma cuando se luchan principios!
Ha de ser la retirada. Los portugueses casi
te hacen pedazos, guerrero.
Te lo dije en el Congreso de Arroyo de la China:
las tropas de Lecor son superiores a todas
las que jamás tuvimos; Brasil ha soñado
más vastamente que nosotros y su ejército
es grande y puede conquistarnos. No sólo
Buenos Aires puede traicionarnos
(¿no ibas tú camino a una prisión inglesa?)
Heridas que desangran son los pueblos
con sus almas pequeñas de aprendices.
Ahora te veo en retirada. ¿Quién dice que Paraguay
te espera con los brazos abiertos?
El Dr. Francia es un tirano y prohibirá hasta tu sombra.
A Candelaria llegarás, si la herida no se abre
en el camino y se vacía todo el ideal que dentro
está como tu linfa, o tu pús, o tu sangre.
03-03-1999 / El Libro de la guerra
No comments:
Post a Comment