Friday, October 10, 2008

Las reses


Antes del surgimiento del Estado nacional,
ganado fuimos, hatos de reses
alcanzadas por el Dueño de Todo,
el Absoluto rey, el propietario,
el Seudo-Príncipe y sus feudos.

Res, bestia sufriente, fue el que siembra
sin lucro para sí, perpetuidad de salario
y después con sudor, cansancio,
ingratitudes, eslabón del ciclo de carencias.

Cosa y res, la mano laborante, la clase obrera
y esclavos en el conjunto, reses y bestias.
El minero, cosa y res, herencia
en molinos, bajo el polvo.

Res, el hilandero que, con telares,
viste a ricos y pobres y surte mantas
y sombreros a gregarios animales: los pobres.

César Chávez y sus hermanos en la pizca,
se liberan y protestan, pero aún están
entre ganado con el grito: Sí se puede.

Gajes del oficio, las tareas infames.
Gajos sin oficio, los explotadores.
Cabestreros, artesanos aún,
viejos zorros del establo.

La vox populi, vox Dei
desde el Imperio Romano
fue una Gran Mentira, la palabra vacía.
Instrumento de obispos impuros y tiranos.

La nobleza hereditaria, parásitos de siglos,
vendepatrias con la clase propietaria,
aliados. Ellos justificaron en Dios, furia vacía,
su autoridad de censura y exterminio:
vox tu es; et nihil praeterea.

El principio de las leyes naturales
(que siempre estuvo ahí, el contrario
en el momento sicológico, Das Momentum,
diciéndonos humanos, sublimes, oportunos)
se escondía, se ultrajaba, se jugaba
con las suertes al Olvido.

Psique, el Alma tan gloriosa,
se fue, vagabunda, de la carne.
Ahora es la bestia, sin el Eros de su Genio.

Su energía, su Providencia grata, fue extinguida.
sin el movimiento eterno de la Causa.
En el cautiverio de Venus, ella es la res,
la nueva bestia que labora, la cosa humana
esclavizada por la Voz vacía, dominada
tan cruelmente por los años, la Historia.

Ahora como la Carne sobre ruedas
es Hollywood, señal de sexo:
Frida Kahlo, la Doña / María Félix, La Monroe,
Madonna, Gloria Trevi, diga usted
cómo desfigura el ideario
de la res más hermosa.

Como con reses, se ha traficado
con la varonía; se han malquerido
a mujeres y niños; se ha intentado
la mala auto-evidencia de lo humano.

Quema como el aceite salpicado
sobre el pecho de Cupido, la soledad
y el olvido, la luz de lámpara señera,
combustible natural de los derechos,
curiosidad exhausta y reprendida.

Res es el hombre cuya vida el Estado la censura
con cárcel, hostigamiento y condenas a muerte.

Carne de cañón, la juventud lanzada
a las batallas por las guerras
de un estado contra otro y apetencias
de ajenos capitales.

Bestia es la mujer que ante la ley
no tiene protecciones.
Res, la mujer prostituída
para el placer de sus explotadores.

Ganado humano, vivo en las alienaciones
y el subempleo, oprobioso e ingrato;
bestias y reses, los enfermos,
que son sin otra opción que la muerte.

Res el ciudadano sofocado
por las deudas,
el prejuicio y los impuestos.

El libro de la guerra

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