Thursday, October 09, 2008

El saca-manteca

... about the phenomenon of the healing touch, massage is somehow connected to the same notion... on a technique of laying on of hands, which is called therapeutic touch... Wounds healed faster in the people who received therapeutic touch than in the people who didn't. So there's apparently some still-unknown physiological energy coming through when one does laying on of hands that has that effect... I allow for the possibility of grace. Caring and touching seem to have important effects on people: Michael Lerner, Ph.D


En la Villa Imperial de Potosí, por primera vez, alguien entre los vecinos, uno con cierto poder en el poblado, lo juzgó un insignificante. Claro que hubo quejas por su defensa. Su arresto originó hasta protestas públicas. El saca-mantecas fue emplazado por la Inquisición.

El hizo que, por gracia de sus gentiles manos, enfermos con locura (en realidad, pobres hombres y mujeres, ancianos y viciosos, con memoria de grillo), se recuperaran. Hizo que desaparecieran el inmenso lunar negro que acomplejaba a una mujer joven y hermosa, hija de un juez. Gran señora, en el anonimato, debido a que en sus mejillas pálidas creció tal melanoma.

Ya dolía como tumor escondido. Empero, el saca-mantecas lo oxidó con sus dedos cariciosos. El lunar desapareció en dos días que estuvo él en su recámara. Reabsorbiéndolo sin esperar ni gratitud. Ella, que antes lloraba a moco tendido, radiaba su dicha y su marido, que aprendió a cerrar la mano, no siendo generoso, fue a buscar al viejo saca-mantecas. Quería premiarlo, hacerlo rico.

Y él no pidió nada. Con servir ya estaba más que agradecido.

Ahora se habla más sobre el saca-mantecas que sobre los mismos prelados. Preguntan en palacio sobre él, con la vergüenza con que se procura a un mendigo. Uno es, aún así, al que las muchedumbres le han besado las manos como si fuera un sacerdote. Y sacerdotes ha tan celosos que apelaron a la obispalía para que lo echen del pueblo.

«Se cree que cura con ensalmos».

«Canta y adivina».

«Pues en eso habrá alguna beatitud»

«No, no. Ha de ser un hereje».

«O un nosólogo»

«Abre los poros de quienes los tienen cerrados. Su idea es que no se queden los cebos del mal o los mecos de los morbos adentro».

«¡Farsante! ¿Qué sabe él sobre nosología?»

Con manos más agresivas, el saca-manteca trata la piel de los mendicantes. Hay que utilizar casi un mecate para desatar la mugre tan curtida. El lava pies, esteriliza las patas, despercude. Y a los fornicarios sifilíticos y las putas, les sana la meada de araña y quedan tersos.

Su herramienta principal ha sido un jabón de mecal, raíces de maguey, pero, sobre todo, sus manos. No sólo los menesterosos, ya hasta los sanos, ricos curiosos, le buscaban, porque ese hombre, venido del cielo, según decires públicos, es acariciador. Tendrá sus dones.

Por cierto, dice que él saca-manteca. Nada más que éso.

Si bien la gente lo desmiente, alegando que él cura, alivia y bendice,no más empieza a cantar, mientras refriega, entresacando la grasita de allí y las pajitas de allá, es motorcito que trabaja entre los pordioseros. k'arisiri alega que tiene ese oficio. «Soy el saca-manteca, lavador de cebo».

Han llegado a su casa, donde tiene su rinconcito techado. Ahí manufactura sus velas.

Lo han arrestado en presencia del cura párroco del pueblo.

Será llevado ante una Audiencia del Tribunal.

En la ciudad que fundó Villarroel al pie del Cerro, no dejará la Iglesia que, por sus calles tortuosas, ande un brujo del Sur andino, potoco boliviano, mal vestido embaucando a la gente y los mineros con sus sortilegios y haciendo que los curas se avergüencen.

«Tú no eres santo, embacaudor».
E
l no cobra en absoluto. Adquiere la materia bruta , sea ésta los meconios de hoy o el excremento arcaico. La materia cebosa es lo que sirve al propósito que persigue: fabricar sus velas.

«No. Con tentarujas, manoseas al grasiento; lavas muslos a las viejas; ya has empezado a seducir a las damas, a las blancas de apellidos respetables de Potosí».

A juicio del saca-mantecas, todo es útil. Todos somos productores, aún el más sucio en la calle, tiene algo que, si se recicla, es útil y generoso para todos.

En vez de alegarse que él vale un potosí, lo llamaron k'arisiri. Esto es, embaucador y mentiroso.

Algunos vecinos comentaron que su procedencia sería el más allá. Es cierto que, aparentemente, tenía un oficio vil. Una imagen frailuna que escondía su cuerpo con colores oscuros, casi siempre vestía de negro, pero, él curaba. No suplantaba a nadie. Jamás ante el dolor y la tristeza quedó con mano sobre mano, ociosamente, sino que no sentía un asco por nadie.

«Soy el saca-mantecas del pueblo», confesó.

«Sólo eso».

Por muchísimos años, lo había sido y quería seguir siéndolo.

23-7-1992 /
Leyendas históricas y cuentos coloraos

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