Al Ché Guevara
Como Dioniso mismo, fui
hijo del orden que refulge
estruendosamente
en arquetipos más allá
de la palabra mentirosa
del trueno y el relámpago
representativos...
Fui la pequeña luna, deslumbrada
que rompe sus cadenas, ¡ay, madre
semeluda, apetitosa de infinito!
Les dejé mis canciones
y ménades y sátiros y un nuevo yo
que sabe pensar y sentir y querer
aunque venga la guerra ciega de la sangre
y el rebenque y el tumulto...
Los dioses de Lampasaco bebieron
del vino de mi nombre y arrecharon
sus nabos y sobre la Tierra se frotaron
entre las zarzas (de mi guerrilla)
contra el revejido fantasma
del junco lastimero...
... porque yo soy la energía
del juego fecundante y la palabra nueva
y el quejido y el dolor de parto.
Yo soy el que rechaza lo apolíneo.
07-06-1978 / El libro de la guerra
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