... En la coparticipación y en la lucha se hace libre el poder del destino en común: Martin Heidegger
A Francisco Berbeo
la cabeza le pendió de un hilo.
En tristeza de fracaso, su sangre se derrama.
Su clamor fue tañido, dulce, soldario,
y una esperanza, su campanal cabeza
de metal bruñido, su energía
de señal y relicario.
Manuela Beltrán, quien oyó el campanario
en El Socorro, sonreía, tenía afán
por una madrugada justiciera,
abierta en pálpitos, luces de tambores
en sus días y la fe que adeudara
más promesas que sosiego.
José Antonio Galán, voz de coro,
colaboraba con canción participante:
no más impuestos.
Vivamos de nubes parcas y atardeceres
justamente medidos para el color del porvenir
que techa Nueva Granada con sus cielos.
Satisfechas distributivamente sean las necesidades
colombianas en el mundo: vivamos, comuneros,
como voces libertarias de ofrenda bien cantadas.
La canción del comunero no se rinde.
Las capitulaciones de Zipaquirá no nos callan.
Su cabeza también pendió de un hilo
y de los riesgos y fue cortada
y Manuela entristeció, pero cantaba
y rompió los edictos de tristeza
y rasgó el alba como pionera de destino
y el poder-se surcaba el cielo
y el triunfo de un mañana sangraba
en las cabezas cortadas de El Socorro.
7-8-1998 / El libro de la guerra
___
Berkeley y yo / Pepino: El pueblo en sombras / Cuaderno de amor a Haití / Indice / Mi araña predilecta / A Julia de Burgos / Homenaje a Hebe / La muerte de Nano Ortiz
No comments:
Post a Comment